El gasógeno es un gas inflamable que se utiliza como combustible en algunos motores y máquinas. Se obtiene mediante un proceso conocido como gasificación, que implica la conversión de materiales carbonosos en un gas sintético.
Para obtener el gasógeno, se utilizan distintos materiales como carbón, biomasa, coke, turba o residuos agrícolas. Estos materiales se someten a un proceso de combustión incompleta, en el cual se produce una mezcla de gases compuesta principalmente por monóxido de carbono (CO), hidrógeno (H2) y dióxido de carbono (CO2).
Existen diferentes métodos para obtener el gasógeno, pero el más común es la gasificación en lecho fijo. En este proceso, los materiales carbonosos se colocan en un reactor, donde se someten a altas temperaturas (alrededor de 900-1400 °C) y a un flujo controlado de aire o vapor. Esta combinación de calor y reactivos provoca la descomposición de los materiales y la liberación de los gases combustibles.
Una vez generados los gases del gasógeno, estos son limpiados y enfriados antes de ser utilizados como combustible. Los subproductos como el alquitrán, cenizas y otros residuos son separados y tratados para evitar su liberación al medio ambiente. El gas resultante, compuesto principalmente por monóxido de carbono e hidrógeno, puede ser utilizado en motores de combustión interna o máquinas industriales.
El gasógeno es una alternativa energética destacada debido a su bajo costo y a la posibilidad de utilizar materiales abundantes y renovables en su producción. Además, su combustión produce menos emisiones contaminantes en comparación con otros combustibles fósiles.
¿Quién inventó el gasógeno?
El gasógeno fue inventado por el ingeniero francés Georges Imbert en la década de 1920. Este dispositivo revolucionario fue una solución innovadora para utilizar el gas de madera como sustituto del combustible fósil durante la Segunda Guerra Mundial.
El gasógeno es un tipo de generador de gas que produce hidrógeno y monóxido de carbono a partir de la combustión de biomasa, como madera, carbón o residuos agrícolas. El gas resultante se utiliza como combustible en motores de combustión interna.
La creación del gasógeno se debió a la necesidad de encontrar una alternativa de combustible ante la escasez de gasolina durante la guerra. Georges Imbert desarrolló un diseño eficiente y compacto que permitía alimentar los motores de automóviles utilizando madera como fuente de energía.
Aunque el gasógeno tuvo su auge durante la Segunda Guerra Mundial, su uso se extendió en algunos países hasta la década de 1950. Sin embargo, con el advenimiento de combustibles más eficientes y menos contaminantes, como el petróleo y la gasolina, el gasógeno fue quedando en desuso.
Hoy en día, el gasógeno se utiliza en ocasiones en sistemas de calefacción de alta eficiencia energética, especialmente en lugares donde la biomasa es una fuente abundante y económica. Aunque ya no es una tecnología ampliamente utilizada, el invento de Georges Imbert marcó un hito en la historia de la generación de energía.
¿Cómo obtener gas de síntesis?
El gas de síntesis es un tipo de gas combustible que se obtiene a partir de la reacción de reductora del carbono, como el carbón o el gas natural, con vapor de agua en presencia de un catalizador. Este proceso se conoce como gasificación.
La gasificación es una técnica que se utiliza para obtener combustibles gaseosos a partir de combustibles sólidos o líquidos. En el caso del gas de síntesis, se puede obtener mediante la gasificación del carbón o del gas natural.
En el caso de la gasificación del carbón, se introduce el carbón en un reactor en el que se le suministra vapor de agua y aire, y se calienta a altas temperaturas. El vapor de agua reacciona con el carbono, produciendo gas de síntesis, que es una mezcla de monóxido de carbono (CO) e hidrógeno (H2).
Por otro lado, en la gasificación del gas natural, se utiliza vapor de agua y dióxido de carbono (CO2) en lugar de aire. En este proceso, el gas natural reacciona con el vapor de agua y el CO2, generando gas de síntesis.
Una vez obtenido el gas de síntesis, puede ser utilizado como combustible en procesos industriales, o puede ser sometido a procesos adicionales para obtener otros productos químicos, como el metanol o el amoníaco.
En resumen, el gas de síntesis se obtiene mediante el proceso de gasificación del carbón o del gas natural, en el que se utiliza vapor de agua y en algunos casos dióxido de carbono. Este gas puede ser utilizado como combustible en distintos procesos industriales, o puede ser utilizado para obtener otros productos químicos.
¿Qué tipo de gas es el gas natural?
El gas natural es un tipo de combustible fósil que se encuentra en yacimientos subterráneos.
Está compuesto principalmente por metano, aunque también puede contener pequeñas cantidades de otros hidrocarburos como etano, propano, butano, pentano y trazas de impurezas.
Este gas se forma a partir de la descomposición de restos orgánicos de plantas y animales que se acumulan en sedimentos marinos y terrestres durante millones de años.
El gas natural es una fuente de energía versátil que se utiliza en diversas aplicaciones, como la generación de electricidad, calefacción y cocina en hogares, y como combustible en vehículos y en la industria.
Es considerado un combustible limpio debido a que produce menos emisiones de dióxido de carbono y otros contaminantes en comparación con otros combustibles fósiles.
Además, el gas natural es más seguro de almacenar y transportar que otros combustibles, ya que es más ligero que el aire y se disipa rápidamente en caso de fugas.
En muchos países, el gas natural es una importante fuente de energía que contribuye a la diversificación de la matriz energética y a la reducción de la dependencia de otros combustibles más contaminantes.
¿Qué significa gas pobre?
Gas pobre es un término utilizado para referirse a un combustible que tiene un contenido muy bajo de energía en comparación con otros combustibles. Esto significa que la cantidad de energía que se puede obtener al quemar este gas es menor que la obtenida al quemar otros combustibles más ricos en energía.
La pobreza de gas puede deberse a varios factores, como la presencia de impurezas en el gas, la falta de metano u otros compuestos energéticos, o la mezcla de gases de baja calidad. En general, esto significa que el gas es menos eficiente para su uso en aplicaciones donde se requiere una gran cantidad de energía, como la generación de electricidad o la calefacción.
El gas pobre es comúnmente utilizado en áreas donde no se cuenta con una fuente de gas natural de buena calidad. A menudo, este tipo de gas se utiliza para aplicaciones de baja demanda energética, como la cocción de alimentos o el funcionamiento de calentadores de agua. Sin embargo, su utilización en aplicaciones de alta demanda puede resultar poco rentable debido a su baja eficiencia energética.
En resumen, el término "gas pobre" se refiere a un combustible con un contenido energético bajo en comparación con otros combustibles más ricos en energía. Esto puede deberse a la presencia de impurezas, la falta de compuestos energéticos o una mezcla de gases de baja calidad. Si bien este tipo de gas puede ser utilizado en aplicaciones de baja demanda energética, su empleo en aplicaciones de alta demanda puede resultar poco eficiente y costoso.